Camboya

Nuestro viaje a Camboya fue corto pero muy intenso, pues decidimos centrarnos en visitar exclusivamente las ruinas de Angkor. No tengo palabras suficientes para describir tanta belleza y majestuosidad. El ver cómo la naturaleza ha pasado a formar parte de los templos de una manera tan exuberante y bella gracias al pasar de los siglos es simplemente impresionante. Y es que hay tanto por ver que no te lo acabas.

En 1992 todo el complejo de templos fue declarado Patrimonio de la Humanidad, y no es para menos. Angkor se extiende por unos 400 km2, cubiertos en gran parte por la selva, y encierra los admirables vestigios de las distintas capitales del Imperio Jémer, que estuvo en su apogeo entre los siglos IX y XIV. Destaca sobre todo el célebre templo de Angkor Wat, considerado uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo. Además, fue el centro político y religioso del imperio, se ha convertido en un símbolo de Camboya y su silueta figura en la bandera del país. También destaca el templo de Bayon, situado en Angkor Thom, que está ornamentado con innumerables esculturas de caras. Pero hay muchos más, todos igual de increíbles.

Mientras recorríamos la zona en moto, también tuvimos la oportunidad de ver a los locales lanzar sus redes de pesca, pasear a sus animales o cultivar sus tierras. Es, sin duda, uno de los lugares más impresionantes que he visto en mi vida.

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